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Hizo su primer juego de magia una calurosa tarde de verano, dejando a familiares y amigos atĂ³nitos con su apariciĂ³n.
Unos años mĂ¡s tarde, siendo aĂºn niño, se quedĂ³ con la boca abierta viendo en televisiĂ³n la actuaciĂ³n de un mago, y tomĂ³ dos decisiones que marcarĂan su vida:
1a: cerrar la boca.

2a: de mayor querĂa ser mago.
Ahora son sus espectadores quienes se quedan boquiabiertos. Cientos, tal vez miles, de mandĂbulas desencajadas lo corroboran…